|
|
“El hecho del que debe partir todo discurso sobre la ética es
que el hombre no es, ni ha de ser o realizar ninguna
esencia, ninguna vocación histórica o espiritual, ningún
destino biológico. Sólo por esto puede existir algo así como
la ética: pues está claro que si el hombre fuese o tuviese
que ser esta o aquella sustancia, este o aquel destino, no
existiría experiencia ética posible, y sólo habría tareas por
realizar”
(Giorgio Agamben, La comunidad que viene,
1996).
|